viernes, 29 de abril de 2011

Qui andiamo a Milano

Grandes cosas han pasado durante estas últimas semanas. La principal es que al final en Semana Santa no salí a ninguna parte. Ni Croacia ni leches. Ni siquiera salí de la Comunidad Autónoma. Andábamos mal de tiempo para preparar el viaje y además no encontrábamos tiempo para hacerlo.

En segundo termino, el viaje a Milán. Llevaba más de una semana intentando comprar las entradas para System Of A Down pero la en el cuarto paso de cinco, la página web proveedora se cerraba y posteriormente daba error en la compra de entradas. Estuve maldiciendo a los italianos durante días y días. Casi daba por perdido el concierto porque pasaba el tiempo y seguía sin poder comprar las entradas.

El lunes, último día de las vacaciones de Semana Santa, volví a intentar comprar las dichosas entradas y ¡pum! de repente las tenía compradas. Una ilusión enorme y en dos horas compré los billetes de avión y las habitaciones de hotel.

Sinceramente, me he quitado un gran peso de encima y más todavía cuando ayer (después de dos días) llegaron a mi mano las entradas.


Todo listo. Ya tengo tiempo para pensar en las próximas vacaciones. ¿A dónde? Me tiran para Asia.

lunes, 4 de abril de 2011

Atravesando Francia





Por motivos laborales he tenido que viajar a Köln (Alemania). De momento me encuentro en un hotel de Luxemburgo a 225kms de la ciudad alemana después de recorrer la diagonal de Francia durante más de 12 horas (contando con cuatro repostajes). Hemos pasado por Bordeaux, Orleans y Metz con un tiempo espectacular y a decir verdad con muy poco tráfico por la autopista. Será porque ya sólo el peaje ha costado 168€. Menuda gracieta.
No se puede hablar de un paisaje espectacular ya que la gran mayoría del terreno es llano y con el inicio de la primavera todos los campos están en todo su esplendor. Totalmente verdes.


A través del largo viaje me he echado un par de cabezadas. La más importante al inicio ya que había pasado la noche anterior con un insomnio de caballo. Antes de llegar a Bordeaux volvía a resucitar. Desde entonces me he puesto a escuchar podcast retrasados que tenía en el iPod y uno tras otro han ido cayendo durante horas y horas de paisaje monótono.


Ya acercándonos a Metz he visto un par de cementerios cerrados con un centenar de cruces de madera y una bandera francesa en lo alto de un mástil. Me he supuesto que serían en homenaje a los caídos durante la Segunda Guerra Mundial. He de ser sincero que era la primera vez que veía en persona cementerios con tanta carga emocional.
También he logrado vislumbrar entre árboles un Chateau de esos hermoso que tan repartidos están por la geografía de este país. Tales edificios y las pequeñas casitas de piedra de la campiña francesa me enamoran.


Una pena que sólo esté de paso y que mi visión de ellas sea tan fugaz.