Durante las últimas semanas la cosa ha ido tomando forma para las vacaciones "grandes" del año. Por otra parte, estoy a tres días de irme a Milán uno de los conciertos del año para mí, el de System of a Down. Aunque sea un viaje relámpago (dos noches) estoy ansioso por pisar Milán, no por el hecho de que sea Milán sino por el acto de asistir a tal concierto. Italia sigue sin llamarme mucho.
Cambio de tercio para la gran noticia y es que la noticia es que nos vamos a Vietnam y a Camboya este verano. Las últimas tres semanas han sido decisivas para la toma de decisiones. Tengo que decir la verdad que yo apenas he hecho nada para preparar el viaje. Este año todo ha corrido a cargo de mi compañero infatigable de viajes durante los últimos siete años.
El destino ha sido cosa suya. Las paranoias mentales de vuelos, fechas, informaciones y agencias también han ido a su cargo. Lo dicho. Este año no he hecho nada de nada. No me siento orgulloso de ello pero he de ser sincero que la posibilidad de pisar Asia la veía muy lejana y bastante fuera del alcance de mi bolsillo después de lo que sufrí en el viaje del año pasado por tierras bálticas.
Después de concretar unas fechas (setiembre) nos volcamos con la fase 1, que era la de pedir vacaciones en nuestras respectivas empresas. A mí no me dieron luz verde hasta este viernes tal y como comenté en twitter (euskera).
Mi compañero hizo una primera estimación de precios totales hace unas semanas y hoy al final hemos cogido los dos vuelos más importantes y el de mayores gastos, el de ida y el de vuelta. Falta uno intermedio. La fase 2 queda casi finiquitada.
A partir de mañana abordaremos la fase 3, hospedaje y la siguiente fase será el burocrático, la tramitación de visados.